lunes, 11 de febrero de 2008

"Me he decidido a vivir" de Mario Melendez

Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mis latidos
se convencieron de ello.

He tenido ofrecimientos sinceros
para cohabitarla extremidad de una telaraña
o para servir como testigo
de matrimonio forzado.


Es más
he sido amante de la noche
con sólo cantos y bostezos repetidos.

No me gustan los aviones

porque menosprecian a las aves.

Tampoco soy creyente incondicional
de las pasas en las empanadas
de las secretarias con dos idiomas
o de la crema humectante
como único remedio para las arrugas.

Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi nariz
se ha convencido de ello.

Escojo la corbata

que hace juego con el mundo
elijo los zapatos
que le vienen a mi sombra

y a mis sueños gastados.

No miento al decir que lavo
detalladamente la fruta que ingiero
por temor a la hepatitis
lo mismo hago con los espárragos
y las botellas.


Me encanta encadenarme

a los parquímetros
y anclar en una esquina
y detenerla con la frente
y avanzar por el cemento
entre ruedas venenosas
luego frenartenderme en línea recta
en perspectiva

en ángulos de piedra y de madera.

Escupo el largo y viejo ceremonial
de los santos
sobre sus fieles devotos

sobre sus libros desahuciados.

Y a cada cual lo suyo

a cada camisa su cuello
a cada pierna de mujer
y a cada cadera su vestido
a cada misa su vino
y su pan de miga inconclusa.


Nada escribo sobre los ascensores
¿Es de mala educación eructar
al desayuno o en la cena?.


Me he decidido a vivir

y creo afirmar que mi poesía
se ha convencido de ello.

Me he decidido a vivir a la manera de los gorriones
y de las aves sencillas
a la manera de una lluvia
que me hace estornudar a la manera de entender
lo poco que entiendo.

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