lunes, 31 de diciembre de 2007

Notenbuchlein fur Anna Magdalena Bach (Johann Sebastian Bach)

Hola!!!...

Ya para terminar el año, les traigo un excelente disco, de los más grandes exponentes de la música en el periodo barroco, Johann Sebastian Bach (mi preferido jejeje).

Aqui lo tienen, degustense con el sonido de los clavicordios y de excelentes tenores y sopranos de las cuales les maravillará.




01 - Polonaise in G minor, BWV Anh. 119
02 - March in E flat major, BWV Anh. 127
03 - Anna Magdalena Bach Notebook: Minuet in G major/minor
04 - Clavierbüchlein no 2 for Anna Magdalena Bach: Willst du dein Herz mir schenken, BWV 518
05 - Rondeau, BWV Anh 183
06 - Clavierbüchlein no 2 for Anna Magdalena Bach: Bist du bei mir, BWV 508
07 - Goldberg Variations, BWV 988: Variation no 1
08 - Clavierbüchlein no 2 for Anna Magdalena Bach: So oft ich meine Tobackspfeife, BWV 515a
09 - March in G major, BWV Anh 124 BWV Anh. 124
10 - French Suite no 1 in D minor, BWV 812: Allemande
11 - Dir, dir, Jehova, will ich singen, BWV 299
12 - Well-Tempered Clavier, Book 1: Prelude and Fugue no 1 in C major, BWV 846
13 - Minuet in G major, BWV Anh. 116
14 - March in D major, BWV Anh. 122
15 - Musette in D major, BWV Anh. 126
16 - Ich habe genug, BWV 82: Excerpt(s)
17 - Wer nur den lieben Gott lässt walten, BWV 691
18 - Clavierbüchlein no 2 for Anna Magdalena Bach: O Ewigkeit, du Donnerwort, BWV 513

Aqui el link:
http://rapidshare.com/files/80357263/Notenbuchlein_fur_Anna_Magdalena_Bach.rar

Que tengan un excelente año y un futuro prometedor!!!

Un gran abrazo!!!

Antireggeaton...

Hola!!!...

Bien, pues como lo han visto... ahora he puesto videos antireggeaton (como sea que se escriba) puesto que me desagrada enormemente este intento de música... ojalá y me puedan dar sus comentarios al respecto.

Como diría, hoy en día, no conozco a muchas personas con un buen gusto musical... puesto que hay géneros como el jazz, blues, barroca, clásica, rock, heavy metal (claro!!!), baladas románticas, la trova, en fin... géneros que exigen una complejidad y estética musical, tanto en composiciones, piezas, de una excelente lírica y belleza en las letras de cada canción... en el éxtasis y la fantasía de nuestros oidos, etc... no como el reggeaton, que es pura moda barata vacía, machismo, consumismo, conformismo y mediocridad.

Bien, no se diga más, que mueran los géneros musicales basura... y que viva la buena música.

Parte I



Parte II



un enorme abrazo!!!...

sábado, 29 de diciembre de 2007

Rhapsody - Dawn of Victory

Hola!!!...

Bien, les tengo uno de los grandiosos discos de esta estupenda banda italiana... de un metal poderoso, melódico, velóz... Rhapsody de Luca Turilli y compañía, nada más ni nada menos... de mis bandas preferidas... el power metal en toda la expresión de la palabra... y si te gustan las historias medievales de batallas, de luchas contra dragones, caballeros, etc., también les puede gustar... una obra maestra...


1. Lux triumphans
2. Dawn of victory
3. Triumph for my magic steel
4. The village of dwarves
5. Dargor, shadowlord of the black mountains
6. The bloody rage of the titans
7. Holy Thunderforce
8. Trolls in the dark
9. The last winged unicorn
10. Mighty road of the firelord

aqui el link:
http://rapidshare.com/files/79962205/Rhapsody_-_Dawn_Of_Victory.rar

Que lo disfruten...

Un enorme abrazo!!!...

El Gato Negro... de Edgar Allan Poe

Hola!!!...

Ahora les traigo de mis cuentos de terror favoritos de Edgar Allan Poe...

Que lo disfruten...

El Gato Negro

Ni espero ni quiero que se dé crédito a la historia más extraordinaria, y, sin embargo, más familiar, que voy a referir. Tratándose de un caso en el que mis sentidos se niegan a aceptar su propio testimonio, yo habría de estar realmente loco si así lo creyera. No obstante, no estoy loco, y, con toda seguridad, no sueño. Pero mañana puedo morir y quisiera aliviar hoy mi espíritu. Mi inmediato deseo es mostrar al mundo, clara, concretamente y sin comentarios, una serie de simples acontecimientos domésticos que, por sus consecuencias, me han aterrorizado, torturado y anonadado. A pesar de todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi no me han producido otro sentimiento que el de horror; pero a muchas personas les parecerán menos terribles que barroques. Tal vez más tarde haya una inteligencia que reduzca mi fantasma al estado de lugar común. Alguna inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, encontrará tan sólo en las circunstancias que relato con terror una serie normal de causas y de efectos naturalísimos.

La docilidad y humanidad de mi carácter sorprendieron desde mi infancia. Tan notable era la ternura de mi corazón, que había hecho de mí el juguete de mis amigos. Sentía una auténtica pasión por los animales, y mis padres me permitieron poseer una gran variedad de favoritos. Casi todo el tiempo lo pasaba con ellos, y nunca me consideraba tan feliz como cuando los daba de comer o los acariciaba. Con los años aumentó esta particularidad de mi carácter, y cuando fui hombre hice de ella una de mis principales fuentes de goce. Aquellos que han profesado afecto a un perro fiel y sagaz no requieren la explicación de la naturaleza o intensidad de los goces que eso puede producir. En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.

Me casé joven. Tuve la suerte de descubrir en mi mujer una disposición semejante a la mía. Habiéndose dado cuenta de mi gusto por estos favoritos domésticos, no perdió ocasión alguna de proporcionármelos de la especie más agradable. Tuvimos pájaros, un pez de color de oro, un magnífico perro, conejos, un mono pequeño y un gato.

Era este último animal muy fuerte y bello, completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo supersticiosa, hablando de su inteligencia, aludía frecuentemente a la antigua creencia popular que consideraba a todos los gatos negros como brujas disimuladas. No quiere esto decir que hablara siempre en serio sobre este particular, y lo consigno sencillamente porque lo recuerdo.

Plutón —se llamaba así el gato— era mi predilecto amigo. Sólo yo le daba de comer, y adondequiera que fuese me seguía por la casa. Incluso me costaba trabajo impedirle que me siguiera por la calle.

Nuestra amistad subsistió así algunos años, durante los cuales mi carácter y mi temperamento—me sonroja confesarlo—, por causa del demonio de la intemperancia, sufrió una alteración radicalmente funesta. De día en día me hice más taciturno, más irritable, más indiferente a los sentimientos ajenos. Empleé con mi mujer un lenguaje brutal, y con el tiempo la afligí incluso con violencias personales. Naturalmente, mi pobre favorito debió de notar el cambio de mi carácter. No solamente no les hacía caso alguno, sino que los maltrataba. Sin embargo, por lo que se refiere a Plutón, aún despertaba en mí la consideración suficiente para no pegarle. En cambio, no sentía ningún escrúpulo en maltratar a los conejos, al mono e incluso al perro, cuando, por casualidad o afecto, se cruzaban en mi camino. Pero iba secuestrándome mi mal, porque, ¿qué mal admite una comparación con el alcohol? Andando el tiempo, el mismo Plutón, que envejecía y, naturalmente se hacía un poco huraño, comenzó a conocer los efectos de mi perverso carácter.

Una noche, en ocasión de regresar a casa completamente ebrio, de vuelta de uno de mis frecuentes escondrijos del barrio, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo cogí, pero él, horrorizado por mi violenta actitud, me hizo en la mano, con los dientes, una leve herida. De mí se apoderó repentinamente un furor demoníaco. En aquel instante dejé de conocerme. Pareció como si, de pronto, mi alma original hubiese abandonado mi cuerpo, y una ruindad superdemoníaca, saturada de ginebra, se filtró en cada una de las fibras de mi ser. Del bolsillo de mi chaleco saqué un cortaplumas, lo abrí, cogí al pobre animal por la garganta y, deliberadamente, le vacié un ojo... Me cubre el rubor, me abrasa, me estremezco al escribir esta abominable atrocidad.

Cuando, al amanecer, hube recuperado la razón, cuando se hubieron disipado los vapores de mi crápula nocturna, experimenté un sentimiento mitad horror, mitad remordimiento, por el crimen que había cometido. Pero, todo lo más, era un débil y equívoco sentimiento, y el alma no sufrió sus acometidas. Volví a sumirme en los excesos, y no tardé en ahogar en el vino todo recuerdo de mi acción.

Curó entre tanto el gato lentamente. La órbita del ojo perdido presentaba, es cierto, un aspecto espantoso. Pero después, con el tiempo, no pareció que se daba cuenta de ello. Según su costumbre, iba y venía por la casa; pero, como debí suponerlo, en cuanto veía que me aproximaba a él, huía aterrorizado. Me quedaba aún lo bastante de mi antiguo corazón para que me afligiera aquella manifiesta antipatía en una criatura que tanto me había amado anteriormente. Pero este sentimiento no tardó en ser desalojado por la irritación. Como para mi caída final e irrevocable, brotó entonces el espíritu de perversidad, espíritu del que la filosofía no se cuida ni poco ni mucho.

No obstante, tan seguro como que existe mi alma, creo que la perversidad es uno de los primitivos impulsos del corazón humano, una de esas indivisibles primeras facultades o sentimientos que dirigen el carácter del hombre... ¿Quién no se ha sorprendido numerosas veces cometiendo una acción necia o vil, por la única razón de que sabía que no debía cometerla? ¿No tenemos una constante inclinación, pese a lo excelente de nuestro juicio, a violar lo que es la ley, simplemente porque comprendemos que es la Ley?

Digo que este espíritu de perversidad hubo de producir mi ruina completa. El vivo e insondable deseo del alma de atormentarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer el mal por amor al mal, me impulsaba a continuar y últimamente a llevar a efecto el suplicio que había infligido al inofensivo animal. Una mañana, a sangre fría, ceñí un nudo corredizo en torno a su cuello y lo ahorqué de la rama de un árbol. Lo ahorqué con mis ojos llenos de lágrimas, con el corazón desbordante del más amargo remordimiento. Lo ahorqué porque sabía que él me había amado, y porque reconocía que no me había dado motivo alguno para encolerizarme con él. Lo ahorqué porque sabía que al hacerlo cometía un pecado, un pecado mortal que comprometía a mi alma inmortal, hasta el punto de colocarla, si esto fuera posible, lejos incluso de la misericordia infinita del muy terrible y misericordioso Dios.

En la noche siguiente al día en que fue cometida una acción tan cruel, me despertó del sueño el grito de: "¡Fuego!" Ardían las cortinas de mi lecho. La casa era una gran hoguera. No sin grandes dificultades, mi mujer, un criado y yo logramos escapar del incendio. La destrucción fue total. Quedé arruinado, y me entregué desde entonces a la desesperación.

No intento establecer relación alguna entre causa y efecto con respecto a la atrocidad y el desastre. Estoy por encima de tal debilidad. Pero me limito a dar cuenta de una cadena de hechos y no quiero omitir el menor eslabón. Visité las ruinas el día siguiente al del incendio. Excepto una, todas las paredes se habían derrumbado. Esta sola excepción la constituía un delgado tabique interior, situado casi en la mitad de la casa, contra el que se apoyaba la cabecera de mi lecho. Allí la fábrica había resistido en gran parte a la acción del fuego, hecho que atribuí a haber sido renovada recientemente. En torno a aquella pared se congregaba la multitud, y numerosas personas examinaban una parte del muro con atención viva y minuciosa. Excitaron mi curiosidad las palabras: "extraño", "singular", y otras expresiones parecidas. Me acerqué y vi, a modo de un bajorrelieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un gigantesco gato. La imagen estaba copiada con una exactitud realmente maravillosa. Rodeaba el cuello del animal una cuerda.

Apenas hube visto esta aparición—porque yo no podía considerar aquello más que como una aparición—, mi asombro y mi terror fueron extraordinarios. Por fin vino en mi amparo la reflexión. Recordaba que el gato había sido ahorcado en un jardín contiguo a la casa. A los gritos de alarma, el jardín fue invadido inmediatamente por la muchedumbre, y el animal debió de ser descolgado por alguien del árbol y arrojado a mi cuarto por una ventana abierta. Indudablemente se hizo esto con el fin de despertarme. El derrumbamiento de las restantes paredes había comprimido a la víctima de mi crueldad en el yeso recientemente extendido. La cal del muro, en combinación con las llamas y el amoníaco del cadáver, produjo la imagen tal como yo la veía.

Aunque prontamente satisfice así a mi razón, ya que no por completo mi conciencia, no dejó, sin embargo, de grabar en mi imaginación una huella profunda el sorprendente caso que acabo de dar cuenta. Durante algunos meses no pude liberarme del fantasma del gato, y en todo este tiempo nació en mi alma una especie de sentimiento que se parecía, aunque no lo era, al remordimiento. Llegué incluso a lamentar la pérdida del animal y a buscar en torno mío, en los miserables tugurios que a la sazón frecuentaba, otro favorito de la misma especie y de facciones parecidas que pudiera sustituirle.

Hallábame sentado una noche, medio aturdido, en un bodegón infame, cuando atrajo repentinamente mi atención un objeto negro que yacía en lo alto de uno de los inmensos barriles de ginebra o ron que componían el mobiliario más importante de la sala. Hacía ya algunos momentos que miraba a lo alto del tonel, y me sorprendió no haber advertido el objeto colocado encima. Me acerqué a él y lo toqué. Era un gato negro, enorme, tan corpulento como Plutón, al que se parecía en todo menos en un pormenor: Plutón no tenía un solo pelo blanco en todo el cuerpo, pero éste tenía una señal ancha y blanca aunque de forma indefinida, que le cubría casi toda la región del pecho.

Apenas puse en él mi mano, se levantó repentinamente, ronroneando con fuerza, se restregó contra mi mano y pareció contento de mi atención. Era pues, el animal que yo buscaba. Me apresuré a proponer al dueño su adquisición, pero éste no tuvo interés alguno por el animal. Ni le conocía ni le había visto hasta entonces.

Continué acariciándole, y cuando me disponía a regresar a mi casa, el animal se mostró dispuesto a seguirme. Se lo permití, e inclinándome de cuando en cuando, caminamos hacia mi casa acariciándole. Cuando llego a ella se encontró como si fuera la suya, y se convirtió rápidamente en el mejor amigo de mi mujer.

Por mi parte, no tardó en formarse en mí una antipatía hacia él. Era, pues, precisamente, lo contrario de lo que yo había esperado. No sé cómo ni por qué sucedió esto, pero su evidente ternura me enojaba y casi me fatigaba. Paulatinamente, estos sentimientos de disgusto y fastidio acrecentaron hasta convertirse en la amargura del odio. Yo evitaba su presencia. Una especie de vergüenza, y el recuerdo de mi primera crueldad, me impidieron que lo maltratara. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de tratarle con violencia; pero gradual, insensiblemente, llegué a sentir por él un horror indecible, y a eludir en silencio, como si huyera de la peste, su odiosa presencia.

Sin duda, lo que aumentó mi odio por el animal fue el descubrimiento que hice a la mañana del siguiente día de haberlo llevado a casa. Como Plutón, también él había sido privado de uno de sus ojos. Sin embargo, esta circunstancia contribuyó a hacerle más grato a mi mujer, que, como he dicho ya, poseía grandemente la ternura de sentimientos que fue en otro tiempo mi rasgo característico y el frecuente manantial de mis placeres más sencillos y puros.

Sin embargo, el cariño que el gato me demostraba parecía crecer en razón directa de mi odio hacia él. Con una tenacidad imposible de hacer comprender al lector, seguía constantemente mis pasos. En cuanto me sentaba, acurrucábase bajo mi silla, o saltaba sobre mis rodillas, cubriéndome con sus caricias espantosas. Si me levantaba para andar, metíase entre mis piernas y casi me derribaba, o bien, clavando sus largas y agudas garras en mi ropa, trepaba por ellas hasta mi pecho. En esos instantes, aun cuando hubiera querido matarle de un golpe, me lo impedía en parte el recuerdo de mi primer crimen; pero, sobre todo, me apresuro a confesarlo, el verdadero terror del animal.

Este terror no era positivamente el de un mal físico, y, no obstante, me sería muy difícil definirlo de otro modo. Casi me avergüenza confesarlo. Aun en esta celda de malhechor, casi me avergüenza confesar que el horror y el pánico que me inspiraba el animal habíanse acrecentado a causa de una de las fantasías más perfectas que es posible imaginar. Mi mujer, no pocas veces, había llamado mi atención con respecto al carácter de la mancha blanca de que he hablado y que constituía la única diferencia perceptible entre el animal extraño y aquel que había matado yo. Recordará, sin duda, el lector que esta señal, aunque grande, tuvo primitivamente una forma indefinida. Pero lenta, gradualmente, por fases imperceptibles y que mi razón se esforzó durante largo tiempo en considerar como imaginaria, había concluido adquiriendo una nitidez rigurosa de contornos.

En ese momento era la imagen de un objeto que me hace temblar nombrarlo. Era, sobre todo, lo que me hacía mirarle como a un monstruo de horror y repugnancia, y lo que, si me hubiera atrevido, me hubiese impulsado a librarme de él. Era ahora, digo, ta imagen de una cosa abominable y siniestra: la imagen ¡de la horca! ¡Oh lúgubre y terrible máquina, máquina de espanto y crimen, de muerte y agonía!

Yo era entonces, en verdad, un miserable, más allá de la miseria posible de la Humanidad. Una bestia bruta, cuyo hermano fue aniquilado por mí con desprecio, una bestia bruta engendraba en mí en mí, hombre formado a imagen del Altísimo, tan grande e intolerable infortunio. ¡Ay! Ni de día ni de noche conocía yo la paz del descanso. Ni un solo instante, durante el día, dejábame el animal. Y de noche, a cada momento, cuando salía de mis sueños lleno de indefinible angustia, era tan sólo para sentir el aliento tibio de la cosa sobre mi rostro y su enorme peso, encarnación de una pesadilla que yo no podía separar de mí y que parecía eternamente posada en mi corazón.

Bajo tales tormentos sucumbió lo poco que había de bueno en mí. Infames pensamientos convirtiéronse en mis íntimos; los más sombríos, los más infames de todos los pensamientos. La tristeza de mi humor de costumbre se acrecentó hasta hacerme aborrecer a todas las cosas y a la Humanidad entera. Mi mujer, sin embargo, no se quejaba nunca ¡Ay! Era mi paño de lágrimas de siempre. La mas paciente víctima de las repentinas, frecuentes e indomables expansiones de una furia a la que ciertamente me abandoné desde entonces.

Para un quehacer doméstico, me acompañó un día al sótano de un viejo edificio en el que nos obligara a vivir nuestra pobreza. Por los agudos peldaños de la escalera me seguía el gato, y, habiéndome hecho tropezar la cabeza, me exasperó hasta la locura. Apoderándome de un hacha y olvidando en mi furor el espanto pueril que había detenido hasta entonces mi mano, dirigí un golpe al animal, que hubiera sido mortal si le hubiera alcanzado como quería. Pero la mano de mi mujer detuvo el golpe. Una rabia más que diabólica me produjo esta intervención. Liberé mi brazo del obstáculo que lo detenía y le hundí a ella el hacha en el cráneo. Mi mujer cayó muerta instantáneamente, sin exhalar siquiera un gemido.

Realizado el horrible asesinato, inmediata y resueltamente procuré esconder el cuerpo. Me di cuenta de que no podía hacerlo desaparecer de la casa, ni de día ni de noche, sin correr el riesgo de que se enteraran los vecinos. Asaltaron mi mente varios proyectos. Pensé por un instante en fragmentar el cadáver y arrojar al suelo los pedazos. Resolví después cavar una fosa en el piso de la cueva. Luego pensé arrojarlo al pozo del jardín. Cambien la idea y decidí embalarlo en un cajón, como una mercancía, en la forma de costumbre, y encargar a un mandadero que se lo llevase de casa. Pero, por último, me detuve ante un proyecto que consideré el mas factible. Me decidí a emparedarlo en el sótano, como se dice que hacían en la Edad Media los monjes con sus víctimas.

La cueva parecía estar construida a propósito para semejante proyecto. Los muros no estaban levantados con el cuidado de costumbre y no hacía mucho tiempo había sido cubierto en toda su extensión por una capa de yeso que no dejó endurecer la humedad.

Por otra parte, había un saliente en uno de los muros, producido por una chimenea artificial o especie de hogar que quedó luego tapado y dispuesto de la misma forma que el resto del sótano. No dudé que me sería fácil quitar los ladrillos de aquel sitio, colocar el cadáver y emparedarlo del mismo modo, de forma que ninguna mirada pudiese descubrir nada sospechoso.

No me engañó mi cálculo. Ayudado por una palanca, separé sin dificultad los ladrillos, y, habiendo luego aplicado cuidadosamente el cuerpo contra la pared interior, lo sostuve en esta postura hasta poder establecer sin gran esfuerzo toda la fábrica a su estado primitivo. Con todas las precauciones imaginables, me preocupé una argamasa de cal y arena, preparé una capa que no podía distinguirse de la primitiva y cubrí escrupulosamente con ella el nuevo tabique.

Cuando terminé, vi que todo había resultado perfecto. La pared no presentaba la más leve señal de arreglo. Con el mayor cuidado barrí el suelo y recogí los escombros, miré triunfalmente en torno mío y me dije: "Por lo menos, aquí, mi trabajo no ha sido infructuoso".

Mi primera idea, entonces, fue buscar al animal que fue causante de tan tremenda desgracia, porque, al fin, había resuelto matarlo. Si en aquel momento hubiera podido encontrarle, nada hubiese evitado su destino. Pero parecía que el artificioso animal, ante la violencia de mi cólera, habíase alarmado y procuraba no presentarse ante mí, desafiando mi mal humor. Imposible describir o imaginar la intensa, la apacible sensación de alivio que trajo a mi corazón la ausencia de la detestable criatura. En toda la noche se presentó, y ésta fue la primera que gocé desde su entrada en la casa, durmiendo tranquila y profundamente. Sí; dormí con el peso de aquel asesinato en mi alma.

Transcurrieron el segundo y el tercer día. Mi verdugo no vino, sin embargo. Como un hombre libre, respiré una vez más. En su terror, el monstruo había abandonado para siempre aquellos lugares. Ya no volvería a verle nunca: Mi dicha era infinita. Me inquietaba muy poco la criminalidad de mi tenebrosa acción. Incoóse una especie de sumario que apuró poco las averiguaciones. También se dispuso un reconocimiento, pero, naturalmente, nada podía descubrirse. Yo daba por asegurada mi felicidad futura.

Al cuarto día después de haberse cometido el asesinato, se presentó inopinadamente en mi casa un grupo de agentes de Policía y procedió de nuevo a una rigurosa investigación del local. Sin embargo, confiado en lo impenetrable del escondite, no experimenté ninguna turbación.

Los agentes quisieron que les acompañase en sus pesquisas. Fue explorado hasta el último rincón. Por tercera o cuarta vez bajaron por último a la cueva. No me altere lo más mínimo. Como el de un hombre que reposa en la inocencia, mi corazón latía pacíficamente. Recorrí l sótano de punta a punta, cruce los brazos sobre mi pecho y me paseé indiferente de un lado a otro. Plenamente satisfecha, la Policía se disponía a abandonar la casa. Era demasiado intenso el júbilo de mi corazón para que pudiera reprimirlo. Sentía la viva necesidad de decir una palabra, una palabra tan sólo a modo de triunfo, y hacer doblemente evidente su convicción con respecto a mi inocencia.

—Señores—dije, por último, cuando los agentes subían la escalera—, es para mí una gran satisfacción habrá desvanecido sus sospechas. Deseo a todos ustedes una buena salud y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, señores, tienen ustedes aquí una casa construida—apenas sabía lo que hablaba, en mi furioso deseo de decir algo con aire deliberado—. Puedo asegurar que ésta es una casa excelentemente construida. Estos muros... ¿Se van ustedes, señores? Estos muros están construidos con una gran solidez.

Entonces, por una fanfarronada frenética, golpeé con fuerza, con un bastón que tenía en la mano en ese momento, precisamente sobre la pared del tabique tras el cual yacía la esposa de mi corazón.

¡Ah! Que por lo menos Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio. Apenas húbose hundido en el silencio el eco de mis golpes, me respondió una voz desde el fondo de la tumba. Era primero una queja, velada y encontrada como el sollozo de un niño. Después, en seguida, se hinchó en un prolongado, sonoro y continuo, completamente anormal e inhumano. Un alarido, un aullido, mitad horror, mitad triunfo, como solamente puede brotar del infierno, horrible armonía que surgiera al unísono de las gargantas de los condenados en sus torturas y de los demonios que gozaban en la condenación.

Sería una locura expresaros mis sentimientos. Me sentí desfallecer y, tambaleándome, caí contra la pared opuesta. Durante un instante detuviéronse en los escalones los gentes. El terror los había dejado atónitos. Un momento después, doce brazos robustos atacaron la pared, que cayó a tierra de un golpe. El cadáver, muy desfigurado ya y cubierto de sangre coagulada, apareció, rígido, a los ojos de los circundantes.

Sobre su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y llameando el único ojo, se posaba el odioso animal cuya astucia me llevó al asesinato y cuya reveladora voz me entregaba al verdugo. Yo había emparedado al monstruo en la tumba.


Ojalá y les haya gustado...

Un enorme saludo!!!...


viernes, 21 de diciembre de 2007

Apocalyptica - Plays Metallica by Four Cellos

Saludos!!!...

Bien, ahora les traigo un cd que no les puede faltar en su colección... les daré una pequeña reseña...

Apocalyptica se formo en 1993 en la prestigiosa academia de música clásica Sibelius en Finlandia cuando cuatro amigos hacian covers de sus bandas favoritas solo por diversión, pero con la diferencia de que los tocaban con sus Violonchelos (Cellos)...

En 1995 tocaron en un bar Metal y el representante de una disquera quedo asombrado y los invito a grabar un disco. Como la mayoría de sus covers eran de Metallica decidieron grabar el disco exclusivamente con canciones de ellos. Bajo el nombre de Apocalyptica (fusion de Apocalypse y Metallica) surgio Plays Metallica by Four Cellos...

Así es como se formó este cuarteto de una sinfonía meramente exquisita... el metal en Cellos...

1. Enter Sandman (3:41)
2. Master of Puppets (7:17)
3. Harvester of Sorrow (6:15)
4. The Unforgiven (5:23)
5. Sad But True (4:48)
6. Creeping Death (5:08)
7. Wherever I May Roam (6:09)
8. Welcome Home (Sanitarium) (5:50)
Que lo disfruten... y a ver si pasan más seguido por mi blog!!!...

Un abrazo enorme...

sábado, 15 de diciembre de 2007

Black Dog - Led Zeppelin (video)

Hola!!!

creo que he descuidado un poco el blog jejeje... pero bueno, ahora les traigo un video de una de mis rolas favoritas de los legendarios Led Zeppelin, llamada Black Dog...



he aquí la letra...

Black Dog - Led Zeppelin

Hey, hey, mama, said the way you move,
Gonna make you sweat, gonna make you groove.
Ah, ah, child, way you shake that thing,
Gonna make you burn, gonna make you sting.
Hey, hey, baby, when you walk that way,
Watch your honey drip, can't keep away.
*
Oh yeah, oh yeah, oh, oh, oh
Oh yeah, oh yeah, oh, oh, oh
*
I gotta roll, can't stand still,
Got a flamin' heart, can't get my fill,
Eyes that shine burning red,
Dreams of you all through my head.
*
Ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah...
*
Hey baby, oh baby, pretty baby,
Tell me won't you do me now.
Hey baby, oh baby, pretty baby,
Move'n while you're groovin' now.
*
Didn't take too long 'fore I found out
What people mean by down and out.
Spent my money, took my car,
Started tellin' her friends she goin' be a star.
I don't know, but I've been told
Big legged woman ain't got no soul
*
Oh yeah, oh yeah, oh, oh, ah
Oh yeah, oh yeah, oh, oh, ah
*
All I ask for, all I pray,
Steady load of woman gonna come my way.
I need a woman gonna hold my hand
tell me no lies, make me a happy man.
*
Ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah ah...
*
Ahhhhhh!
*
Ooooh-ahhhh

Creo que la última parte... es lo que más deseo de la mujer que amo u_u

En fin, ojalá les haya gustado la rola =)

un gran saludo!!!!...

martes, 11 de diciembre de 2007

Mi maldita soledad...

Desde hace algo de tiempo, que solamente la soledad ha sido mi única compañera alrededor de mi... no es que menosprecie la compañia de los amigos de los que ahora he formado en estos meses, realmente han sido mis unicos amigos aunque sea desde un ordenador... pero no es lo mismo... ya que, al fin y al cabo, lo unico que me acompaña... es mi propia alma, en compañía de la tristeza de no tener a la mujer que tanto amo a mi lado... de no probar aquella miel en el cual nos endulzabamos sin parar... la extraño tanto... vaya mujer, me ha dejado un hueco en mi pecho que será demasiado difícil de llenar...

Desde pequeño siempre he estado algo aislado de cierta forma, siempre visto por los ojos de la indiferencia, la burla, e incluso la repulsión de las personas hacia mi ser... como si realmente no pudieran verse a si mismos en su propia bestialidad, sus repugnantes almas al juzgar a otros solo por la simple apariencia y superficialidad... entonando injustas palabras de la cuales habían marcado mi vida durante mucho tiempo y de las cuales quisiera olvidar...

Si... la soledad, mi maldita y eterna compañera... de la que creo que siempre está a mi lado cuando le ruego a la vida no padecer de ella... mi alimaña... mi sanguijuela... de la que solo absorbe los sucesos en los que he estado tan feliz y sonriente... convirtiendo mi cuerpo en una maldita cascara vacía de dolor... de insatisfacción... de inmenso pesar por no tener lo que quiero, de siempre estar a la orden de cualquier método para poder ser feliz aunque sea unos momentos... desesperado... el sentirme cada día más insensible ante pasajes de mi vida que alguna vez me hicieron llorar... como el amor... dando a el endurecimiento de mi pobre y noble corazón...

No sé que puedo pensar... solo pienso en volver a sentir la luz del sol sin tener que odiarlo porque no brilla como yo quisiera en mi absurda vida... soñar con no deprimirme en cada canción triste y profunda... ¡¡¡de querer volver a reir!!!... algún día... solo espero... estoy en cada amanecer para iluminarme de esperanza... pero siempre termina mi día en un anochecer oscuro y frío... maldita soledad... maldito el día en el que te conocí... aunque por ahora, me conformo con tu despreciable presencia, a tal grado que he aprendido a vivir contigo... irónico, vivo con soledad... la abrazo cada día como si ella pudiera acobijarme como una mujer al momento de hacerle el amor... ¡¡¡jajaja!!! ¡¡¡maldita sea!!! en lo que me has convertido...

lunes, 10 de diciembre de 2007

El Ruiseñor y La Rosa... de Oscar Wilde

hola...

bueno, ahora le vengo a compartir una historia muy triste... eso me ha recordado que aunque des todo de ti, hasta sacrificar lo más valioso de un ser humano, no siempre la vida te será recompensada...

vaya... a veces me pregunto si me estará pasando lo mismo... u_u

en fin... aqui les tengo la historia...

EL RUISEÑOR Y LA ROSA

––“Ha dicho que bailaría conmigo si le llevo rosas rojas” ––exclamaba desolado el joven estudiante––. “Pero no hay ni una sola rosa roja en todo mi jardín.” En el encino, desde su nido, oyóle el ruiseñor, y le miró a través del follaje. “¡Ni una sola rosa roja en todo mi jardín!” ––seguía lamentándose, y sus bellos ojos se llenaron de lágrimas–– “¡Ah!, ¡de qué., cosas tan pequeñas depende la felicidad! Yo he leído todo lo escrito por los sabios, conozco todos los secretos de la filosofía. Y ahora, por la posesión de una rosa roja, siento mi vida destrozada.” “He aquí, al fin, un verdadero enamorado” ––dijo el ruiseñor––. “Noche tras noche he cantado para él, a pesar de no conocerle: Noche trás noche lo he descrito a las estrellas, y ahora le contemplo. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios rojos como la rosa que desea encontrar; pero su ansiedad ha tornado su faz tan pálida como el marfil; y la tristeza le ha dejado su sello en la frente.” ––“El Príncipe da un baile mañana en la noche” ––murmuró el joven estudiante––. “Y mi amada formará parte del cortejo. Si le obsequio una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré entre mis brazos, y su cabeza descansará sobre mi hombro, y su mano será aprisionada por la mía. Pero no hay ninguna rosa roja en mi jardín; me sentaré solo y ella pasará ante mí, no me hará caso, y sentiré desgarrarse mi corazón.”––“Aquí, sin lugar a dudas, está el perfecto enamorado” ––dijo de nuevo el ruiseñor––. “Lo que yo canto, para él es sufrimiento; lo que para mí es alegría, para él es dolor. Ciertamente el amor es algo maravilloso. Es más valioso que las esmeraldas, y más precioso que los finos ópalos. Ni las perlas ni los granates pueden comprarle, porque no está venal en los mercados. No puede adquirirse con los traficantes, ni pesarse en una balanza como el oro.” ––“Los músicos estarán en su estrado” ––decía el estudiante––, “tocando sus instrumentos de cuerda, y mi amada bailará al acompañamiento de arpa y violín. Bailará en forma tan sublime, que sus pies no tocarán el suelo, y los cortesanos con sus vistosos trajes formarán rueda alrededor de ella, pero no bailará conmigo, porque no poseo una rosa roja para brindársela”. ––Y se dejó caer sobre la hierba, y ocultando su cara entre las manos, lloró. ––“¿Por qué llora?” ––preguntó una pequeña lagartija verde, pasando con su cola levantada junto al ruiseñor. ––“De veras, ¿por qué?” ––dijo una mariposa que revoloteaba en un rayo de sol. ––“Es cierto, ¿por qué?” ––susurró en voz baja y melodiosa, una margarita a su vecina. ––“Llora por una rosa roja” ––dijo el ruiseñor.––“¿Por una rosa roja?” ––exclamaron todos–– “¡Qué tontería!” Y la largartija, que era algo cínica, se echó a reír.

Pero el ruiseñor conocía el secreto de la pena del estudiante, y perma necía silencioso, posado en el encino, y reflexionando sobre el misterio del amor. De pronto, extendiendo sus alas oscuras para volar, se remontó en el aire. Pasó a través de la arboleda como una sombra, y como una sombra cruzó el jardín. En el centro del parterre se erguía un rosal precioso, y al vislumbrarlo, voló hacia él en seguida. ––“Dame una rosa roja” ––dijo suplicante–– “y te cantaré la más dulce de mis canciones”. Pero el rosal sacudió su cabeza. ––“Mis rosas son blancas” ––contestó––. “Tan blancas como la espuma del mar, y más blancas que la nieve en la cumbre de las montañas. Pero ve a mi hermano que crece alrededor del reloj de sol, y quizá pueda darte lo que quieres.” Entonces el ruiseñor voló sobre el rosal que crecía alrededor del reloj de sol. ––“Dame una rosa roja” ––implo raba–– “y te cantaré la más dulce de mis canciones”.

Pero el rosal sacudió su cabeza. –“Mis rosas son amarillas” ––respondió––. “Tan amarillas como el cabello de la sirena que reposa en un trono de ámbar, y más amarillas que el narciso que florea en los prados, antes de que el segador llegue con su hoz. Pero ve con mi hermano que crece bajo la ventana del estudiante, y quizá pueda darte lo que deseas.” Entonces el ruiseñor voló sobre el rosal que crecía bajo la ventana del estudiante. ––“Dame una rosa roja” ––dijo–– “y te cantaré la más dulce de mis canciones”. Pero el rosal sacudió la cabeza. –“Mis rosas son rojas, tan rojas como la pata de la paloma; y más rojas que los hermosos abanicos de coral que se mecen y mecen, en las profundas cavernas del océano. Pero el invierno ha helado mis venas, y la escarcha ha quemado mis capullos, y la tormenta ha quebrado mis ramas, y no tendré rosas en todo el año.” Y el ruiseñor insistía: ––“Una sola rosa roja es lo que necesito. ¡Sólo una rosa roja! ¿No existe algún medio por el cual pueda conseguirla?” ––”Hay una forma en que podrías conseguirla” ––contestó el rosal––. “Pero es tan terrible, que no me atrevo a decírtelo.” ––“Dímelo” ––dijo el ruiseñor––. “No tengo miedo.” ––“Si quieres una rosa roja, la tendrás que formar con música a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu propio corazón. Tendrás que cantarme con tu pecho apoyado contra una espina. Toda la noche deberás cantarme, y la espina rasgará tu corazón, y la vida de tu sangre correrá por mis venas, y será mía.” ––“La vida es un precio muy ele vado por una rosa roja” ––dije el ruiseñor–– “y la vida nos es a todosmuy querida. Es agradable posarse en los árboles del bosque, contemplar el sol en su carroza de oro, y la luna en su carroza de nácar. Es dulce el aroma del espino blanco, y dulces son las campánulas azules que se ocultan en los valles, y el brezo que se esparce en las colinas. Sin embargo, el amor es mejor que la vida, y... ¿qué es el corazón de un pájaro, comparado con el cora zón de un hombre?”

Entonces extendió sus oscuras alas para volar, y se remontó en el aire. Se deslizó sobre el jardín, como una sombra, y como una sombra cruzó el bosque. El joven estudiante permanecía tendido sobre la hierba en el mismo lugar donde le había dejado; y las lágrimas no desaparecían aún de sus hermosos ojos. ––“Alégrate!” ––gritó el ruiseñor–– “¡alégrate!, ¡vas a conseguir tu rosa roja! La voy a crear con música, a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Todo lo que pido de ti, en recompensa, es que seas un enamo rado perfecto, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, aunque ella sea sabia; y más fuerte que la fuerza, aunque ella sea fuerte. Sus alas tienen el color del fuego, y el fuego ilumina su cuerpo. Sus labios son dulces como la miel, y su aliento es como el incienso. El estudiante mirando hacia arriba escuchó. Pero no pudo entender la confidencia del ruiseñor, pues sólo le era posible comprender las cosas que estaban escritas en los libros. Pero el encino, dándose cuenta de todo, se sintió triste; porque quería mucho al ruiseñor que había hecho su nido entre sus ramas. ––“Cántame una última canción” ––murmuró––, “me voy a sentir muy solo cuando te vayas”. Entonces el ruiseñor cantó para el encino, y su canto era flúido como agua cristalina, vertida de un ánfora de plata.

Al terminar su canción, pudo ver que el estudiante se levantaba, sacando al mismo tiempo de su bolsillo, un cuaderno y un lápiz. ––“El ruiseñor es hermoso” ––se decía mientras caminaba por el bosque–– “no puede negársele; pero, ¿posee sentimientos? Creo que no. En realidad, es igual a la mayoría de los artistas; todo en él es estilo y forma, sin sinceridad. No se sacrificaría por otros. No piensa más que en la música, y todo mundo sabe que las artes se caracterizan por su egoísmo. No obstante, hay que reconocer que emite algunas notas preciosas en su canto. ¡Qué lástima que no signifiquen nada, o se conviertan en algo bueno y práctico” ––Y entró a su cuarto, y acostándose en un catye desvencijado, y pensando en su amada, después de unos momentos, se había dormido.

Y cuando la luna brillaba alta en los cielos, el ruiseñor voló hacia el rosal apoyando fuertemente su pecho contra la espina. Cantó durante toda la noche con el pecho oprimido sobre la espina; y la luna gélida, como hecha de cristal, se inclinaba hacia la tierra para escucharle. Cantó toda la noche, y la espina iba clavándose más y más honda en su pecho, y la sangre de su vida se escapaba... Primero cantó del amor naciente en el corazón de un joven y una doncella. Y en el retoño más alto del rosal apareció; pétalo tras pétalo, al igual que canción tras canción, una rosa espléndida. Al principio era pálida, como la neblina suspendida sobre el río, imprecisa como los primeros pasos de la mañana, y argentada como las alas de la aurora. Como el reflejo de una rosa en un espejo de plata, como la sombra de una rosa sobre un estanque de agua clara. ¡Así era la rosa que brotó en el retoño más alto del rosal!. Pero el rosal le dijo al ruiseñor que apoyase con más fuerza su pecho contra la espina. ––“Oprime más tu pecho contra la espina, ruis eñor” ––decía el rosal–– “o llegará el día antes de que la rosa esté terminada”. Entonces el ruiseñor uniendo su pecho con más fuerza a la espina, entonó una melodía cada vez más vibrante; ahora cantaba a la pasión naciente en el seno de un joven y una doncella. Y un delicado rubor iba cubriendo los pétalos de la rosa, igual al rubor que sube a la cara del novio cuando besa los labios de su desposada. Pero la espina aún no había llegado a su corazón, así que la corola de la rosa permanecía blanca, porque solamente la sangre del corazón de un ruiseñor puede encender el corazón de una rosa. Y el rosal decía al ruiseñor: ––“Oprime más, pequeño ruiseñor; o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.” Entonces el ruiseñor uniendo con todas sus fuerzas su pequeño pecho contra la espina, hizo que ésta hiriese su corazón, y el cruel espasmo del dolor le atravesó. Terrible, terrible era el dolor mientras el canto crecía alocado, más cantal a sonoro, porque ahora cantaba del amor perfeccionado por la muerte; del amor que no termina en la tumba.

Y la rosa magnífica se tornó roja, como las rosas de Oriente. Rojos eran los pétalos que la circundaban, y rojo como el rubí era su corazón. Pero la voz del ruiseñor iba apagándose, y sus alas comenzaron a vibrar, y un velo le cubrió los ojos. Su canto era cada vez más débil, algo estrangulaba su garganta. Entonces lanzó un último trino musical. La pálida luna al oírlo, olvidándose de la aurora, estuvo vagando por los cielos. La rosa roja al escucharlo se estremecio en éxtasis, desplegando sus pétalos al aire fresco del amanecer. El eco lo fue llevando hasta la caverna oscura de las colinas, y despertó de sus sueños a los pastores. Fue flotando entre los cañaverales del río, y ellos hicieron llegar su mensaje al mar. ––“¡Mira, mira!” ––gritó el rosal–– “Ya está terminada la rosa.” Pero el ruiseñor ya no podía contestar. Estaba muerto sobre la crecida hierba, con una espina clavada en el corazón.

Y al mediodía el estudiante, abriendo su ventana, miró afuera. ¡Cómo... qué suerte maravillosa!” –– exclamó––. “¡Hay una rosa roja! ¡Nunca había visto rosa como ésta en toda mi vida! ¡Es tan hermosa que seguramente tiene un nombre latino muy largo!” ––E inclinándose la cortó. En seguida, poniéndose el sombrero, fue corriendo a casa del profe sor, con la rosa en la mano. La hija del profesor estaba sentada en el umbral de su casa devanando seda azul en la rueca y su perro descansaba a sus pies. ––“Me dijiste que bailarías conmigo, si te obsequiaba una rosa roja” –– dijo el estudiante––. “Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. La lucirás está noche junto a tu corazón, y mientras bailamos juntos, ella te dirá lo mucho que te amo.” Pero la muchacha hizo un gesto desdeñoso. ––“Temo que no va a hacer juego con mi vestido, y además el sobrino del chambelán me ha obsequiado unas joyas finísimas, y todo el mundo sabe que las joyas valen más que las flores. ––“En verdad, eres una ingrata” ––dijo furioso el estudiante. Y tiró la rosa al arroyo, y un pesado carromato la deshizo. ––“¿Ingrata...?, debo confesarte que me pareces un mal educado. Después de todo; ¿quién eres tú? Nada más un estudiante. Creo que ni tienes hebillas de plata en tus zapatos, como las tiene el sobrino del chambelán.” Y levantándose de la silla, entró en la casa. ––“¡Qué cosa más tonta es el amor!” ––dijo el estudiante alejándose––. “No tiene la mitad de utilidad que tiene la Lógica; porque no demuestra nada, y siempre nos habla de lo irrealizable, y nos hace creer en cosas que no existen.

Verdaderamente es un sentimiento impráctico; y como en estos tiempos el ser práctico lo es todo, volveré a la Filosofía, y estudiaré Metafísica.”

Así pues, regresó a su cuarto, y tomando en sus manos un gran libro polvoriento, comenzó a leer.

FIN DE
«EL RUISEÑOR Y LA ROSA»

a veces la superficialidad y la belleza externa... mata las ilusiones más nobles del ser humano...

ojalá les haya gustado esta triste historia...

un gran abrazo...

sábado, 8 de diciembre de 2007

Blind Guardian - A Twist in the Myth

saludos!!!

bien, ahora les tengo un disco que me ha gustado de esta banda alemana, pensando que este disco tendría más matices sinfónicas y más melódicas... me he equivocado un poco... pues ahora han tenido una propuesta agresiva y potente... un discaso...





  • This Will Never End
  • Otherland
  • Turn The Page
  • Fly
  • Carry The Blessed Home
  • Another Stranger Me
  • Straight Through The Mirror
  • Lionheart
  • Skalds And Shadows
  • The Edge
  • The New Order
  • Dead Sound Of Misery

aqui el link:

http://rapidshare.com/files/72249424/Blind_Guardian_-_A_Twist_in_the_Myth.rar

que lo disfruten...

(di no a la pirateria, compra el cd original)

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Esta canción es dedicada a mi minina... te extraño pequeña... u_u



Bien... a raiz de que hemos tenido muchos problemas, nos hemos distanciado cada vez más y más, por discusiones sin sentido, pero con una gran ausencia, tanto de mi vida como de mi corazón...

Te sigo amando, mi minina tierna... a pesar de todo...

Ahora más que nunca, extraño esos momentos felices que alguna vez tuvimos, en los que nuestro amor era lo más hermoso y cálido de este mundo sin importar lo que pasara... cuando soñabamos por estar juntos y jamás soltarnos, el llorar nuestras despedidas porque nos dolía separarnos de nuestro intenso y lindo amor...

Mi niña... no sé por cuanto tiempo pueda soportar la ausencia de tu ser en mi, te extraño... más que nunca, ahora me siento muy solo sin la ternura que alguna vez conocí y sentí de ti...

Te amo...

lunes, 3 de diciembre de 2007

X Japan - Art of Life

Bueno, ahora les traigo un mini album... es quizá de las que no les puede faltar en su compu, un pequeño album de esta banda japonesa que ha maravillado a diestra y siniestra, con una combinación del speed y el progressive metal muy singular...





  1. Art of Life (29:00)
Si... es solo una rola, como lo ven?... pero creanme... esta rola no es para heavy´s comunes... no tiene desperdicio...

aqui el link:

disfrutenlo... (di no a la pirateria, compra el cd original)

Homenaje a los pilotos de F1 fallecidos en carrera...


Como amante de la Formula Uno... me encantó este tributo a los pilotos que han muerto en las carreras de este flamante y magnífico deporte...

F1 rules!!!!!...

domingo, 2 de diciembre de 2007

Te quieres sentir un asesino?....

Clear Vision II




Lee atentamente cada misión, localiza el objetivo y acaba con él gracias a tu rifle con mirada telescópica... (jejeje... este juego me encantó...)

Symphony X - The Divine Wing of Tragedy

Bien, ahora empiezo mi blog con un disco, de una banda estadounidense, de un metal melódico y veloz... para mi, de mis bandas favoritas...




1. Of Sins and Shadows (4:58)
2. Sea of Lies (4:18)
3. Out of the Ashes (3:39)
4. The Accolade (9:51)
5. Pharaoh (5:28)
6. The Eyes of Medusa (5:26)
7. The Witching Hour (4:15)
8. The Divine Wings of Tragedy (20:41)
9. Candlelight Fantasia (6:45)

aqui el link:
http://rapidshare.com/files/71149001/symphony_x-the_divine_wing_of_tragedy.rar

que lo disfruten...

P.D: si el link no sirve, avisenme y lo subiré de nuevo... gracias =)

Hola a todos...

Bien... jejeje... ahora soy parte de la blogósfera. Sí, yo sé, me tardé mucho, pero en fín... más vale tarde que nunca, no?...

Lo hice para poder divertirme un poco, e igual expresar mis ideas, algunos discos, mis gustos, las estupideces que alguna vez escribiré... o igual mitigar los ratos de ocio que algunas veces tengo (si, también trabajo, no me digan flojo, jejeje!!!)

Bienvenidos a este blog... sientense como en casa...

P.D: Comenten!!! jajaja!!!...